martes, 17 de abril de 2012

Tiramisú (y con revancha!)

Para el cumpleaños número 3 de Inés, hija de Mónica, ambas (Móni y yo) teníamos planteado un desafío.
para ella, porque pese a practicar, no salía el bendito bizcochuelo, y yo, porque íbamos a hacer un Tiramisú, que su marido había probado en casa de una amiga. El punto era que tenía que salir IGUAL de rico, o MAS rico, sino, fallábamos. Tarea difícil, porque, como para todo, hay tantas recetas de Tiramisú como personas que lo hacen (es más, yo misma tengo muchas recetas y nunca sé cuál es la que usé la última vez...) y encima tenía de referente un Tiramisú muy bueno (y que yo no había probado!).

Así que, respiré hondo, y declaré: "No sé qué receta usó María para su Tiramisú, vamos a usar una que me gusta a mi, y vemos". Asunto suelto, manos a la obra con el primer Tiramisú de Moni. 

Este postre, para mí tiene varios secretos. Uno de ellos es el café, o el almíbar de café con que mojaremos las vainillas. Tiene que estar fuerte de sabor a café, para potenciar el sabor de la crema de queso, tiene que estar borracho, para abrir el gusto, bien borracho para que se deshaga en la boca húmedo y cremoso, tiene que tener textura de almíbar, para que la humedad sea untuosa al paladar. Y, ya terminado el postre, tiene que tener un muy buen punto de frío al servir, para que perciban los aromas, sabores y texturas de forma adecuada. En fin, soy notoriamente "obse" con este tema (y no voy a mentir, con otros también).

 Con el almíbar de café ya frío y con licor de café incorporado, mojamos las vainillas. Y acá viene otro punto importante: tienen que estar bien mojadas, para conseguir esa humedad que en la boca resulta en textura, pero sin exagerar, para que no nos quede convertido en una sopa.
La crema de queso es como una mousse de queso sin claras batidas a nieve, y con un mínimo de gelatina, para no pasar papelones al servir. Queda compacta, cremosa, levemente ácida. Mejor usar mascarpone, sino, con queso crema también queda bien.

Intercalamos capa de vainillas mojadas con crema de queso, terminando con crema, y pasando una espátula bien prolijita. Separador de fiambre en contacto, film, y al freezer unas horas, para llegar a ese punto de frio (bien bien frio) que me gusta.

--Hago mucho este postre. Puedo decir que tengo un séquito de fanáticos, entre ellos mi pareja que siempre tiene "déficit" de Tiramisú, y casi me lo pide con prescripción médica.
Confieso que una vez me salió mal. Feo. No podría decir incomible, pero no acorde al estándar que se maneja en casa, (casi me cuesta un divorcio). Y fue tan frustrante, que me sentia con "bloqueo de  escritor", y durante un tiempo, hasta dejé de cocinar, y me retiré de las tablas. Me rescató mi amiga Grisel, que me pidió Tiramisú de regalo de cumpleaños, y, habiendo hecho la aclaración del caso ("mirá que la última vez estaba horriblllllllle") decidió arriesgarse (no tenía intenciones de compartirlo con nadie, tenía que ser sólo para ella), y me puso fichas, como siempre. Ese fue uno de los mejores! --
Volviendo a lo que importa,
 al momento de servir, buen cacao amargo para espolvorear, en dos veces, después cortar en cuadrados, o rectángulos y servir con una punta de menta o albahaca. Se puede pintar un plato con ganache de chocolate o caramelo...pero para mí es suficiente con el cacao, para no invadir con otros sabores.

También se puede armar en copas, es más fácil para una cena, queda más lindo, aunque lleva un poco más de tiempo el armado.
Nos fue muy bien. Superamos las expectativas de los que habían comido el anterior. El sabor del café estaba en su punto. La textura del queso, fantástica...Logramos fascinar incluso a la suegra de Moni!!! Tan fascinada quedó...que pidió de regalo de cumpleaños un Tiramisú!!!
Así que tiempo después, hicimos otro ENORMEEEEEEE para festejar el cumpleaños de la suegri, muy contenta que iba a tener su propio tiramisú.



1 comentario:

  1. No se cómohabrá salido... Acá cuando había era la gloria... pero hace mucho de eso!!!
    Besos

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