Me pongo al día, (lo siento como un terrible papelón) con las recetas que trabajamos con Cynthia a fin de año. Sin tono de excusa, diciembre se puso intenso, y fue complicado para mí hacerme los espacios para avanzar con esto...
Disculpas expuestas, vamos a lo que importa:
Tortilla de papas:
Pelamos y cortamos las papas en cubitos, las ponemos a freir con suficiente aceite.
Batido de huevos |
Filtrando el aceite, vertemos las papas en el batido de huevos, que ya tiene sal, ajo picado, un toque de pimentón ahumado que queda súper, o también perejil picado.
Mezclar bien, chequear la sal y el sabor, y colocar en la sartén sin aceite, sólo con lo residual basta.
Darle forma con una espátula, y cuando vemos que el huevo comenzó a coagular, ya se puede dar vuelta utilizando un plato o tapa de olla.
Cocinamos del otro lado, ahora prestando atención al punto que nos interesa: jugosa, a punto o cocida.
(Personalmente, me encanta jugosa). Ya está lista!
También nos aventuramos con algunas ensaladas fuera de lo convencional, como ésta de repollo
marinado en salsa de soja, y choclo crudo, aceite de girasol extra virgen de primera prensada, a la que se agregó palta y salmón ahumado. Una opción fresca, crocante y distinta. Comieron hasta los chicos!
Innovamos por los curries de pollo.
Este en particular, bien sencillo a base de leche de coco, pasó por "el filtro": el hijito de Cynthia tiene 7 años y me tomo como un desafío personal llevarlo a que pruebe sabores distintos, frutas y verduras, para que tenga una alimentación balanceada y educar su paladar.
Mientras tanto, cocinamos arroz jazmín por absorción para terminar nuestro plato, muy perfumado, picantito...mmmm
Otro día nos dedicamos a las empanadas, hicimos un relleno de carne a cuchillo, como me lo enseñó mi mamá, bien jugoso.
Y terminamos el año con las famosas ballotinas, que hicieron furor el año pasado entre mis alumnas, por lo rico y fácil que resulta hacerlas.
Se trata de pechugas de pollo abiertas, rellenas de X (en este caso, puerros, hongos y panceta), que se envuelven en film a lo "caramelo" y se cocinan a fuego bajo en el horno.
Cuando están cocidas pueden sellarse y acompañarse con alguna guarnición o servirse frías, cortadas en rodajas, como si fueran un "fiambre" casero.
Son muy útiles porque tienen buena conservación, la carne no queda seca en absoluto y se puede pensar en muchos rellenos y guarniciones distintas.
Nuestras clases son variadas...lo que pretendo es que le pierdan el miedo a la cocina, encuentren una forma distinta de brindarse y también aprender a comer: la comida de casa siempre es más saludable que cualquier otra porque elegimos el producto, la calidad, la frescura y manejamos nuestros gustos y necesidades.